jueves, 13 de marzo de 2008



El ecofeminismo: una opción real de transformación social

Las movilizaciones de mujeres ante diferentes conflictos ecológicos son una realidad evidente. Cada vez existe una mejor organización y resultados concretos alrededor de dichas actuaciones, al mismo tiempo que un marco teórico que las sustenta, el ecofeminismo.
Con la sociedad industrial ha aumentado la complejidad, la frecuencia y la magnitud de los impactos ambientales. Los numerosos síntomas de la degradación y desequilibrios del medio ambiente natural -alteración del sistema climático, agotamiento de la capa de ozono, contaminación de la atmósfera, pérdida de biodiversidad, deforestación, erosión, desertificación...- no pueden ser tenidos en cuenta olvidando su relación con otros aspectos como el aumento de la población y la pobreza asociada a ello, su relación con la tensión Norte-Sur o su impacto sobre la salud de los seres humanos, entre otros efectos sociales.
La degradación ecológica contribuye a ensanchar la brecha entre los diferentes grupos sociales actuando sobre sus condiciones iniciales y creando otras nuevas que amplían las bolsas de pobreza y hacen a los pobres aún más pobres. Los efectos de la degradación ecológica inciden directamente sobre las desigualdades, haciendo más evidentes los desequilibrios socio/económicos entre estados, entre regiones y entre los grupos sociales, instigando conflictos latentes.
Todo ello ha sido ya denunciado desde los años 60 por el movimiento ecologista.
Al mismo tiempo, las desigualdades sociales de género también han sido reivindicadas por los grupos feministas que han conseguido grandes avances para una población que ha sido marginada desde siempre. Sin embargo, a pesar de los numerosos avances recientes, aún se habla de datos recogidos por Naciones Unidas donde las mujeres sólo poseen el 1% de la propiedad mundial y realizan las dos terceras partes del trabajo mundial por un 5% de los salarios que se pagan.
Nos movemos en una asimetría de poder y reconocimiento de las mujeres donde existe una distinción entre el ámbito público y doméstico que revela una realidad social: no es lo mismo trabajar en un espacio socialmente reconocido (ámbito público) que en espacios donde ese reconocimiento no está manifiesto (ámbito doméstico).
El ecofeminismo es una respuesta más que intenta aunar esta nueva visión a la que nos enfrentamos. Ante la situación concreta del aumento de los impactos ambientales y su relación con la desigualdad social y de género, la corriente ecofeminista está intentando dar voz a estas nuevas posibilidades de ver el mundo, al mismo tiempo que es un nuevo intento de diálogo de dos posicionamientos críticos de gran relevancia para el nuevo siglo, el ecologista y el feminista.

La diversidad de ecofeminismos está ahí. Es una corriente que ha sido criticada y juzgada por esencialista, pero que no siempre ha sido vista en toda su amplitud.. Esa práctica en ámbitos sociales concretos del ecofeminismo aparece como una opción más de intento de cambio social y de denuncia que debe ser tenida muy en cuenta en el siglo XXI.


El ecofeminismo como opción real de movilización social.

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